Con tus palabras que arañan como uñas, que desgarran el alma e infectan la herida.
Con tu odiosa mirada de cañón, con la que me bombardeas como a un enemigo.
Con tu muro de espalda, con el que te cubres, con el que intentas detener mis llamadas.
Y con todo eso aún te cuestionas qué sucede, todavía no sabes qué hiciste.
Dime, cariño, ¿qué se siente al saber que aquello a lo que amas se ha ido?
¿Qué te parece si te digo que es más duro tu amor que el olvido?
¿Crees que es agradable vivir amando y odiando a un miserable?
¿Acaso no sabes que es mejor no amar que amar sin razones?
Cariño, tu amor se fue. Y si vuelve quizás no vuelva.
Y tú vivirás en la duda, escondido tras la puerta.
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