Quememos el diccionario con nuestro fuego, demostremos que no necesitamos un vocablo para amarnos.
Noche, cielo, tierra, tú, yo...
Abramos los ojos, ventanas del alma, y atémonos con un suave lazo.
Noche, cielo, tierra, tú, yo...
¡Imprudente traidor!
Has despertado mis difuntos sentimientos.
Has hecho que me expulsaran del Paraíso.
Me has mostrado la fruta prohibida y el camino hacia la perdición.
¡Has condenado mi vida a un amor!¿Qué será de mí?
Te has convertido en una necesidad, un vicio.
Si no te respiro no vivo.
Eres mi adrenalina, mi droga, mi sangre.
Eres un dulce veneno inagotable.
Deja que te rocíe de suspiros y caricias,
cúbreme con tu abrigo de piel,
haz de mí una inocente infractora.
Guárdame sobre tu banda sonora,
donde palpitan tus sentimientos.
De siete pecados capitales eres mi octavo.
Júzgame si quieres cruel deseo.
Sabes que soy culpable de amarte,
y por ello estoy condenada a cadena perpetua,
aprisionada en tus brazos.
Te has convertido en una necesidad, un vicio.
Si no te respiro no vivo.
Eres mi adrenalina, mi droga, mi sangre.
Eres un dulce veneno inagotable.
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