domingo, 2 de noviembre de 2014

Frío, silencio

Se oye el silencio.
De vez en cuando ladra un perro a lo lejos.

Se oye el silencio.
Cuántas personas estarán ahora en sus casas.

Huele a frío, a nostalgia.
Y todo esto lo cubrimos con una manta.

Se oye el silencio y tomamos café.
Callados y vendados de arriba a abajo.

En el sofá que no dice nada.
En el sofá que si hablara contaría mil cosas.

Nos delataría, pero no puede.
Y seguimos en silencio.

Miramos la taza, pensamos.
Qué frío hace fuera.

La gente seguirá en casa por meses.
El perro ya no ladra más.

Hace frío y nos sentimos nostálgicos.
Así sin motivo.

Nos gusta la vida,
nuestra preciosa vida.

Amamos dormir y volver a despertar,
mirando un día nuevo en los ojos del otro.

Huele frío, a nostalgia.
Y realmente no estás aquí.

Es solo el recuerdo de tenerte
en el sofá ya mencionado con un té o un café.

El abrazarnos sin decir nada,
saboreando juntos este ambiente melancólico y frío.

Se oye el silencio.
Huele a frío y a nostalgia.

No estás aquí.
Pero no importa.

Hoy no debemos vernos,
saborearé yo este instante por ti.

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