lunes, 22 de septiembre de 2014

Cielo efímero y eterno.

Dame una década, 
para tenerte un minuto.

Dame un segundo,
para amarte un siglo.

Piérdeme, búscame y encuéntrame.
Ódiame, enamórame y ámame,

Dame lo que te da la vida,
lo que te da vida.

Dame lo que no tuviste,
lo que tienes.

Colisionemos frontalmente,
accidentados, enamorados.

Viajemos sin salir,
más allá de este techo.

Más lejos que aquel tejado,
sobre las estrellas.

Paseando entre algodones,
entre suaves capas de amor.

Creando nuestro propio rocío,
dejándolo allí impregnado.

Creando vida y muerte,
amor y dolor.

Lanzando rayos y truenos,
paseando a media voz.

Dejando a la noche seguir oscura,
sin una luz en el cielo.

No nos hace falta ahora.
Sólo dos cuerpos.

Dos cuerpos viajeros,
dos cuerpos idos y permanentes.

Y todo sin salir de esta cueva,
sin levantarse siquiera.

Viajar a otro mundo,
vivir allí por un instante.

Pero tú y yo aquí.
Aquí y allí.

Tú y yo,
efímera y eternamente.

Una y otra vez
y a cada instante.

Rozando y amando,
acabando y empezando.

Así tú y yo aquí
y en nuestro universo paralelo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario